Hay flores que solo crecen en el silencio. Las que se cultivan despacio, al resguardo, en el jardín secreto del alma. Imaginamos los jardines de las mujeres de letras que nos inspiran — jardines como autorretratos. En el de Jane Austen, los contornos son suaves, delicados, envueltos en niebla inglesa. En el de Colette, la naturaleza desborda, orgullosa, libre de ataduras. En el de George Sand, la tierra es tierna, arraigada en el campo y en la osadía. De esas visiones íntimas nacieron nueve piezas, elaboradas a mano en nuestros talleres. Antik Batik y Cabana las firman a cuatro manos en su segundo encuentro. Un armario artesanal, fluido e instintivo, donde cada flor cuenta una historia — y nunca muere.